Construyendo puentes, honrando la herencia
Todo empezó en una reunión familiar, escuchando a nuestra tía compartir historias sobre los niños que se habían convertido en sus propios hijos en México. Chicos que pudimos haber sido nosotros: brillantes y con ganas de superarse, pero luchando las mismas batallas que nuestros padres enfrentaron. Mientras estábamos sentados ahí, dándonos cuenta de lo lejos que nuestra familia había llegado en Estados Unidos, una pregunta se nos quedó grabada y no nos soltó:
¿Por qué no existía un puente entre la vida que construimos y la vida que dejamos atrás?
Ese momento lo cambió todo.
Nos dimos cuenta de la suerte que habíamos tenido. Nuestras familias lo habían logrado, vencieron los obstáculos y crearon oportunidades, pero muchos niños en casa seguían enfrentando los mismos desafíos. Vimos la oportunidad de co-crear algo significativo: productos que no solo celebraran nuestra cultura, sino que también contribuyeran activamente a las comunidades que nos formaron.
Construir Mexicada, junto con personas como tú, se convirtió en nuestra forma de devolver lo que se nos dio. Cada diseño perfeccionado significaba que otro niño podría ir a la escuela. Cada pieza vendida significaba más familias apoyadas.
Pasamos años aprendiendo a crear algo hermoso que también pudiera generar un cambio real, siempre preguntándonos: ¿Esto enorgullecería a la abuela?
Hoy, Mexicada representa más que moda inspirada en nuestra herencia. Cada compra se convierte en un acto de orgullo cultural y sanación generacional, transformando a nuestra comunidad de clientes en agentes de cambio.
Porque el verdadero orgullo por tus raíces significa plantar semillas para que otros cultiven las suyas.
Cada vez que compras una pieza de Mexicada, parte de las ganancias netas se destina a los programas de ChildFund que apoyan la educación y el desarrollo de los niños en México.